Elimina tu enemigo interno. Muchas veces el enemigo no está afuera, sino dentro de nosotros. Convivimos con nosotros mismos durante las veinticuatro horas del día, la gente puede molestarnos pero en un determinado momento se aparta de nuestra vida, pero nosotros no, con lo cual nos urgirá “cuidarnos de nosotros mismos”.
Muchas personas no logran alcanzar sus sueños y desarrollar su potencial porque constantemente se autoenvenenan. Cuando día a día uno siente falta de respeto, menosprecio, palabras de baja estima, nuestra atmósfera interior positiva se destruye, y entonces sí, seguramente, la persona no podrá alcanzar ni una meta ni concretará un deseo. No se puede llegar a tener éxito ni ser feliz si antes no puedes soñar ni vivenciarlo en tu corazón. El cambio debe suceder, en primer lugar, en nuestra mente y en nuestro mundo interior.
Existen dos actitudes que nos envenenan:
1. Lo que nos decimos a nosotros mismos
Todos tenemos un diálogo interior con nosotros mismos y de acuerdo con ello, nuestra mente funcionará de tal o cual forma. Siempre que atravesamos por una determinada situación, lo primero que hará nuestra mente es interprestarla. Por ejemplo, si pierdes el trabajo, o estás atravesando por una enfermedad, o tienes una discusión con alguien, lo primero que hará la mente es calificarla como buena o mala y luego determinará cómo te sentirás.
Elimina tu enemigo interno
Si interpretas que la situación es negativa, te sentirás mal, por ende, el diálogo interno será negativo. Y si interpretas que es positiva, te sentirás bien y sobre esa emoción comenzará tu diálogo interno.
Un diálogo interno consiste en general en frases breves, cortas, y parece tan real, tan certero que sin darnos cuenta terminamos contaminándonos a nosotros mismos. Otras personas elaboran un diálogo interior cuya fuente son sus pensamientos hipotéticos: “Y si pierdo el trabajo”, “Y si me echan”. Hablan consigo mismos supuestas hipótesis de lo que podría llegar a suceder si sucediese tal o cual cosa y así es como terminan su día envenenados.
Existe un principio que se llama La ley de la concentración, que dice: “Cuanto más pienses sobre una cosa, más ésta se hace parte de tu realidad”. Por eso, lo que más pienses es lo que más va a crecer en tu vida.
2. Lo que aceptamos que los otros digan de nosotros.
No creas lo que te dicen. Siempre habrá gente que hablará mal de ti y cuestionará todo tu accionar, los opinólogos existieron desde la creación del mundo. Si nos detenemos en estos dos puntos, seremos presa fácil del fracaso, de la baja estima, nos aislaremos y no podremos accionar a nuestro favor. Pero para poder revertir esta situación, no puedes esperar que las cosas sucedan, haz que las cosas pasen, toma la iniciativa.
Uno mismo es el encargado de hacer que las cosas funcionen en su vida.
No permitas autoenvenenarte. Sé una persona de iniciativa, establece una atmósfera interior sana antes de que las cosas sucedan. Toma la iniciativa y determina la atmósfera que habrá en tu vida antes de que sucedan las cosas y entonces sucederán. Medita en lo bueno, en lo que te sana. “Meditar” quiere decir en hebreo “rumiar” y en griego “poner una cosa con otra”.
Meditar no es poner la mente en blanco, es declarar y hablar todo lo bueno que estás esperando que pase en tu vida y enfocar el accionar para que aquello suceda. Podemos hacer bien lo que no es necesario, pero eso no traerá resultado en nuestra vida. Haz bien aquello que es tu sueño y que te acerca a tu felicidad. Comienza y termina bien. No te autoenvenenes con lo que te dices a ti mismo y con todo aquello a lo que le prestas oído. Llénate de pensamientos apasionados y de una actitud de fe.
No camines con aquellos que cuestionan todos tus sueños, aprendamos a no dejarnos contaminar. Puedes escuchar de todo, pero elige qué vas a decidir que entre en tu alma, en tu mente y en tu espíritu. Todo lo bueno, todo lo justo, todo lo honesto, abrázalo. Todo lo malo, si no lo recibes no te afectará. Elimina tu enemigo interno.
Un abrazo,
Elías Berntsson