“Todo me molesta”. ¿Has pensado alguna vez en por qué no estás feliz con muchas de las personas que conoces? ¿Has analizado qué te une a ese amigo o amiga, a ese ser humano que sientes cerca? ¿Te has preguntado por qué hay personas que te hacen enojar, que te provocan resentimiento, ira, celos? ¿Te sientes demasiado solo? ¿O por el contrario querrías huir de tu vida de siempre para instalarte en una isla desierta? Cuántas preguntas ¿verdad? Sí, son muchas, pero todas se refieren a lo mismo: a tus vínculos con los demás, a la forma en que te comunicas con esas personas que tienes cerca.
¿No lo has pensado? Seguramente supones que todo eso es normal, porque a todos les pasa. Todos tienen gente a la cual aprecian y con la que se sienten bien, y también conocen otras personas que rechazan, y que les provocan malhumor. Y así es, a todos nos pasa. Pero la gran noticia es que podemos mejorar este aspecto de nuestras vidas.
El gran punto en tu vida con los otros son esas conexiones que has tejido con quienes te rodean, tus vínculos. ¡Qué gran cosa son los vínculos! Esos lazos que unen a las personas, que las acercan a veces y las alejan otras, tienen un alto impacto en la vida. Hay momentos especiales en los que esos vínculos se estrechan y se mantienen por años. Hay otras etapas en las que se debilitan y se rompen.
Algunos vuelven a surgir, otros pasan a ser historia pasada
Así vivimos, entrelazados con otros, con vínculos que a veces son fuertes y nos hacen sentir acompañados en el mundo, pero que otras veces son tan débiles que casi no los percibimos, y nos sentimos solos y sin nadie. La vida los va moviendo, tejiendo, fortaleciendo o destruyendo. Esa vida que nosotros mismos creamos.
¿De qué hablo? Piensa en las relaciones que tienes con tu mejor amigo o amiga, por ejemplo. O las relaciones que tenías antes con algún amigo del pasado que ya no está tan presente en tu vida. ¿Qué te une o te ha unido a él? Probablemente estés pensando en tiempo compartido, en salidas, fiestas, en momentos buenos y malos en los que habéis estado juntos, en alegrías y tristezas.
Y es cierto, todas esas experiencias, todas las vivencias sostienen esa unión. Pero ¿qué ha habido siempre en esa vida compartida? ¿Cómo ha nacido esa unión? El diálogo y la conversación han construido esa relación. Pocas o muchas, las palabras son las que unen o separan a las personas. Escuchar, entender, responder: de esa manera se tejen los vínculos, así nos comunicamos los humanos.
Seguramente vendrán a tu mente muchas charlas con las que tú y tu amigo han compartido secretos, problemas, y han intercambiado ideas para encontrar soluciones. Teñidas por emociones esas conversaciones, esa comunicación, ha provocado encuentros y también desencuentros.
Recuerda alguna discusión o pelea con tu amigo, que seguramente las habrás tenido. Piensa en esa ocasión en la que sus palabras te ofendieron y te sentiste enfadado. Quizás hasta lo criticaste de mal modo porque lo que te estaba diciendo no se correspondía con lo que tú pensabas, con esos pensamientos que tu mente había puesto en ti.
¿Por qué ha sucedido esto?
Porque las palabras apuntan directamente a la mente, y la mente está condicionada por las creencias y por el ego. Así de claro, así de sencillo. Cuando hablas con alguien, amigo, conocido, familiar, tu mente se pone en alerta, tu ego se activa y busca qué creencias chocan con lo que el otro te está diciendo.
Y en lugar de escuchar lo que realmente te dice, lo pesas, lo evalúas, le otorgas un significado que proviene de ti y no de él. Interpretas y entiendes lo que la otra persona te dice de acuerdo con tus creencias. Pero resulta que lo que tu mente te hace creer es cosa tuya, pero no del que te habla. Y discutes con él y hasta te peleas con él. Pero, en realidad, él no tiene culpa de nada.
El problema está en ti, lo que te molesta está en ti, en tu mente, en tus creencias. Y ahí vienen los desencuentros y la falta de entendimiento. Cuando hablas con un amigo, en realidad hay dos mensajes: el que tu amigo expresa y el que tú interpretas y entiendes. ¿Y cómo haces esa interpretación? Como siempre, el ego está allí, para complicarte la vida. A medida que escuchas a tu amigo, tu mente empieza a trabajar para indicarte qué debes responderle. Entonces, en realidad, el centro de tu atención no es tu amigo sino tú mismo, tu ego así lo dispone.
Debes saber que eso no es escuchar
Oyes las palabras y les das el sentido que tus creencias imponen. Y entonces tu mente crea una respuesta. Si lo que tu amigo te dice satisface a tu ego, no habrá problemas. Pero si no es así, si lo que tu amigo está diciendo no está de acuerdo con tus creencias, inmediatamente reaccionarás, porque tu ego te hará sentir que tú lo sabes todo, que eres el dueño de la verdad.
Escuchar es otra cosa mucho más profunda. Es un acto de entrega, un acto de amor que hace que nos pongamos en el lugar del otro para entenderlo de verdad. Es sentir al otro con el alma, con la mente y con el cuerpo. Escuchar es salirse de uno mismo, de las creencias personales, de las interpretaciones, para comprender con el alma qué está transmitiendo la otra persona.
Quien realmente sabe escuchar, jamás se ofenderá por lo que una persona le dice o hace, porque en realidad, si eso ocurre, se dará cuenta de que la molestia está en sí mismo, no en el otro. La ofensa aparece por la información que cargas, con tus creencias. Y si esto te ocurre, puedes comprobar que el problema está en ti y no en el otro.
¿Cómo lo harás?
Quita la imagen de la otra persona de tu atención, atiende solo a la idea que te hizo reaccionar. Y ahora pregúntate ‘¿Por qué me molesta tanto esto?’. Busca dentro de ti y encontrarás en tu historia información que estás proyectando en la situación. Y cuando la reconozcas, entonces déjala ir, libérate de ella.
Reconocer que el otro no es el culpable de lo que sentimos y de cómo vivimos es el primer paso para cambiar, para mejorar. Lo que te molesta del otro habla de ti mismo. Tienes en tu interior sombras que siempre se están proyectando, y que te hacen ver a tu amigo, a tu compañero de trabajo, a tu jefe, como los culpables de todo lo malo que te pasa. Sombras que tu ego ha construido para fortalecerse, que tus creencias alimentan.
Es necesario desarmar esas proyecciones
Y esto solo puedes lograrlo si localizas qué es, en realidad, lo que hay en tu interior que te está haciendo daño, qué hay dentro de ti que hace que lo que haga o diga el otro te moleste.
Veamos un caso que vemos frecuentemente, que quizás lo has vivido, lo vives o lo ves en tu entorno. Es el caso de una pareja que, luego de ese período especial de enamoramiento y luna de miel en el que todo es armonía y felicidad, uno de los dos empieza a sentirse descontento. Que el desorden, que los gritos, que las salidas con amigos, que las llegadas tarde a casa, que el poco tiempo compartido….
Excusas y motivos hay millones. Lo cierto es que la pareja, que hasta hace un tiempo vivía en armonía y paz, se siente como insostenible. El otro ya no es perfecto, porque no es como se esperaba que fuera. Y comienzan los pensamientos de separación. Los dos son los mismos que antes, pero sin embargo, el vínculo ya no es igual.
¿Cómo hacer para mejorar? ¿Cuál es la forma de escuchar para entender realmente a los demás?
El primer punto es preguntarte ‘¿Lo que veo o escucho es realmente como lo veo o lo escucho? ¿O estoy interpretando?’ Se trata de dudar de lo que percibes, de lo que crees que es. Si lo haces, es posible que recurras a imágenes de tu pasado en las que, seguramente, encontrarás muchas respuestas.
Esas imágenes te mostrarán que el verdadero problema no es lo que el otro hace, sino tu carga interior. ¿Y cómo se arregla? Libérate de esa carga, déjala ir, perdona, y el comportamiento de tu pareja, de tu amigo, de tu jefe, de tu compañero de trabajo que tanto te molesta, solo será parte de la realidad, pero no te provocará ningún pesar.
Es cierto que si vives una situación de dificultad, quizás no logres ver con claridad en ti mismo lo que la está provocando. Tus creencias y tu ego están allí para impedírtelo, para que sigas culpando a los demás. Te sugiero realizar un ejercicio que, seguramente te ayudará. Comencemos:
Siéntate en calma, prepara un bolígrafo y una hoja y piensa en esa situación que tanto te molesta de tu amigo, de tu pareja, de quien sea. Escríbela, pero quítale todos los detalles. No habrá adjetivos ni interpretaciones ni valoraciones. No escribirás si la situación es buena o mala, linda o fea, agradable o desagradable, porque en esas palabras hay valoraciones. Descríbela como si fuera el guión para una escena de teatro. De esta forma, despojarás a la situación de todos tus agregados personales. Y entonces, abrirás tu mente para aprender.
¿Por qué eso que te dice o hace te molesta tanto?
Y empezarás a entender que lo que te molesta del otro es que no responde a tus expectativas, a lo que tú quieres de él. Nada hay de malo en él, eres tú quien espera algo de él que él no te está dando. Son tus creencias las que te dicen que todo debe ser como tú lo esperas, como tú lo quieres, como tú lo reclamas.
Lo que te molesta del otro habla de ti mismo. Todo lo que te haga enfadar, eso que te niegas a aceptar y que quieres cambiar, te mantiene apegado al pasado, a tu historia, a tus creencias, a tu ego dominante, a tus emociones más ocultas que encierran una historia que no logras reconocer. Si sientes que la gente te critica, pregúntate ‘¿Cuánto critico yo a los demás?’ También si sientes que hay personas que te rechazan, cuestiónate ‘¿A quiénes estoy rechazando yo?’ Si temes estar solo, observa si realmente te gusta ver gente a tu alrededor.
Analizar lo que te molesta de las personas que tienes cerca es una buena forma de encontrar paz, porque solo reconociendo tu rol en todo esto, podrás soltar tu carga emocional y tus creencias para ser feliz.
Inténtalo. Sentirás qué bueno es escuchar realmente a las otras personas, ponerte en su lugar, atenderlas en cuerpo y alma, sin que tus creencias y tu ego participen en ese diálogo, en esa conversación. Los vínculos sanarán y tendrás paz.
Inspirado en: “Aprender de lo que nos molesta” de Enric Corbera
13 comentarios en “Todo me Molesta. Estoy Irritable”
Hola Elías, me gusta Muchísimo tu canal y siempre todo lo q dices Me ayuda, mucho, creo q diste en el clavo con este artículo , a mi m pasa así, la verdad creo mucho en Dios y eso me ayuda mucho , pero también es cierto q me irrita y desespera mucho la gente, su inconciencia , injusticias, el hacer mal a otra persona,y Envidia, si como dices me gustaría irme a vivir como a una isla o algo así, espero veas mi comentario y felicitarte y agradecerte por tu hermoso Canal.Saludos y bendiciones.
Me contenta mucho, saber que mis materiales te ayuden en tu proceso. ¡Un abrazo!
Hola, me ha gustado mucho , hay perdonas Que debe. Sanarse internamente para que tengan paz y no Estén molestas con el mundo entero , gracias por compartir
Así es. ¡Un abrazo!
Hola Elias… me sentí identificada con este artículo y muchas veces me siento molesta con personas de mi trabajo. Me encantan tus vídeos porque me ayudan bastante.
Infinitas gracias por lo que haces. Dios te guarde ❤
Gracias por tu comentario, ¡un abrazo!
Mil gracias, necesitaba estas palabras
¡Un abrazo!
Hola gracias por este blog leendole en El presio momento es una lucha constante in desekilibrio ke aveses no Soporto mas cansada de luchar care levantarte caer y de nuebo volverte a levantar ke pasara me molesta Todo no se le encuentra sentido a nada mi ala vida propia no kiero estar Sola y me molesta cuando esta alguien ???? Etsare loka o es normal ? ???????? Por eso busco ayuda leo libros kisa asta sin saber para ke o ke ☹️???????? gracias por su canal y por su blog bendiciones para ud y su canal
Gracias por Tu comentario. ¡Un abrazo!
Gracias x tus aportaciones para hacernos tomar consciencia de la vida. Hay heridas muy escondidas que uno no puede sanar pese a leer y poner en práctica lo que gente como tú aconsejan, incluso aunque asistas a alguna terapia, puedes recomendarme algo al respecto.
Elias genial el artículo. Me ayudó a esclarecer muchas cosas. Sigo tu canal y me encanta todo lo que compartes. Has sido de una ayuda incalculable en mi camino de superación personal. Muchísimas Gracias. Estoy feliz de que Existas. Abrazos y bendiciones
Muchos abrazos para ti También ¡saludos!